Sweet Fish

Videos Imbéciles

Una de las desventajas de vivir solo es comer cosas echadas a perder, como no hay quien te alimente uno lo hace como puede y si no es en la calle, es con las sobras de pizza o burrito que te encuentras por ahí si bien te va, si no, con papitas y aderezo, y no es cuestión de si tienes recursos económicos o no, siempre terminas comiendo mierda. Recuerdo que cuando estaba soltero así era y no soy el único, por eso han de decir que cuando te casas o vives en pareja tiendes a engordar, sin embargo, nunca, NUNCA olvidas ese olorcito agridulce de las cosas echadas a perder que por algún tiempo acompañaba tus alimentos y que aún así te comías. Y cómo olvidarlo? Si lo tienes enfrente cada vez que te acercas a una panocha, no me malinterpreten, las vaginas son divertidas, pero simplemente detesto como huelen, es uno de los aspectos mas desagradables para mi de ellas, aparte de hablar, pensar y sentir, claro. Amo sus nalgas, sus tetas y sus hoyos, pero me caga la fetidez del pescado muerto que traen entre las piernas, acaso están a punto de dar a luz a Acuamán? Se que a la mayoría de los hombres les agrada no sólo el olor a queso de las panochas, si no también su sabor, y me veo “raro” al afirmar que para mi eso es nefasto, además yo digo que el único placer de las zorras debe ser el complacer al hombre, se utilizan sus cuerpos para satisfacer una necesidad fisiológica, como ir a mear o a cagar, si ellas lo disfrutan o no, es irrelevante y, ciertamente, hacerles sexo oral, significa brindarles placer 100%, cuando el que debe pasársela bien es uno y nada mas. Tus putas son tus esclavas y no al contrario, comer vagina denigra tu hombría. Por eso yo siempre digo que “Hay 3 cosas que Guedea Pig – puerco mayombe no puede dar: Amor, bebés y sexo oral”, aunque he tratado algunas veces con todo mi esfuerzo de realizar la tercer cosa, me es imposible, recuerdo una ocasión, cuando era puberto y andas con que quieres hacer y probar de todo, además de preocuparte por “asombrar” a tu zorrita en turno, que estaba yo con una noviecilla que traía, de esas golfas de tocada que conoces, pero según tu, es tu novia, en mi cuarto, en casa de mi mamá, haciendo nuestras guarradas y en una de esas, se me ocurre (cuando eres puberto eres un pendejo) hacerle sexo oral y todo terminó mal, para empezar, su olor a panocha sudada me irritó las córneas, hasta la fecha tengo que usar gotas para los ojos, de hecho en ocasiones, sin darme cuenta se me salen lagrimitas debido a la irritación que dejó en mi aquella experiencia y la gente se me queda viendo, una vez un niño que curioso me observaba, le preguntó a su mamá que porqué ese señor gordo estaba llorando, luego, con todas las fuerzas que Thor me brindó cuando hincado, y en esa habitación oscura, invoqué su nombre, logré mentalmente bloquear un poco ese fétido olor, me acerqué a proceder con la vergonzosa tarea, pero todo fue peor! No solamente aquella cosa olía a pescado muerto, SABÍA a pescado muerto! El asco invadió todos los poros de mi cuerpo, el estómago se me revolvió y en lo único que pensaba era en salir corriendo de ahí, sin embargo, como puberto imbécil que era, no podía hacer nada mas que aguantarme y seguirle haciendo al pendejo, pensando que “tengo que quedar bien y no debo fallar”, que estupidez! Lo único que ocasionó ese estrés mental fue que perdiera lo último que me quedaba de erección, y cabe mencionar que cuando eres adolescente se te para hasta porque pasa una mosca y no se te baja fácilmente, y, en efecto, por estar pensando en “no fallar” FALLÉ! Porque en vez de estar relajado, usando a mi puta y haciendo lo que me viniera en gana, total, para eso es mi zorra, estuve incómodamente hincado ante su mausoleo abierto soportando la peste y estresándome haciendo algo que NO ME GUSTA, mucho menos me excita, convirtiendo lo que debería ser una noche de placer inolvidable, en una noche de horror inolvidable (HORROR en el MAL sentido, no “horror” de “horror punk”). El sabor era imposiblemente desagradable y además se me dificultaba hacer el trabajo debido a que mi lengua es muy pequeña, cuando la saco parece una fresa, osea que hasta genéticamente nací para NO hacer sexo oral. Ahora de adulto que seriamente lo reflexiono en silencio mientras escribo estas líneas, creo que quizá el olor y sabor de aquella panocha adolescente y sudorosa se debía en parte a que, la vieja en cuestión, era una soberana PUTA, y cogía y se la mamaba a medio pueblo, mientras andaba con ella lo sospechaba y después lo corroboré, puede ser que el hedor que emanaba de aquel hoyo público era el de varios pitos añejos y semen acumulado, esto me lleva a la no grata conclusión de que, involuntariamente, aquella noche probé el pene de no se cuantos weyes (algunos de ellos, amigos míos), sin contar las veces en que la besé apasionadamente en la boca… creo que me siento mal. Ya no quiero seguir con esa historia, repentinamente me dieron náuseas, mejor recordaré otra anécdota parecida en la que salía yo con una vieja, y digo “vieja” literalmente, de perdido a comparación mía en ese entonces, porque, aunque siempre me han gustado maduritas, ésta tenía 54 años de edad y yo 25 o 26. Recuerdo que cuando estábamos en el jugueteo locoshón, de repente, luego de hacerme un blow job (muy mal hecho, aún lo recuerdo), se acuesta boca arriba, me toma del cabello y dirige mi cabezota hacia su raja, sentía como si una especie de pulpo o calamar mutante me tomara por la cara con sus babosos tentáculos y me llevara hasta sus monstruosos labios (los labios del pulpo… no se si tengan pero por eso aclaré que era mutante), en esta ocasión los hechos siguieron siendo los mismos, estrés, incomodidad, malestar estomacal, pero ahora fue PEOR, porque no pude aguantar el asco y, no vomité completamente, pero si se me salió un poco de fluido de la boca, como cuando tienes ganas de devolver pero te aguantas, aunque es demasiado tarde y logra escapar un hilo de vómito, aún veo en la penumbra sus muslos manchados del líquido, nomás le dije que iba al baño, fui y ahí si terminé de vomitar, argumenté que el licor me había hecho daño y a ella no le importó mucho, andaba bien peda y en lo que yo vomitaba ella se quedó dormida.

Amigos me han dicho cuando les cuento esto, que el desagradable olor de esa mujer de 54 años, podría deberse precisamente a la edad, que no es lo mismo una vagina joven que una otoñal, pero el caso es que sea la mujer que sea, el olor siempre me es desagradable, a veces ni siquiera tengo que acercar mi nariz al hoyo, con que se pongan en cierta posición o simplemente con que descubran su parte, la peste viene hacia mi y por mas que quiero, no puedo bloquearla, es demasiado fuerte. En fin, ya me extendí mucho, el punto es que, para los que tengan el mismo “problema” que yo, no todo está perdido, por lo menos la cuestión del olor tiene solución y se llama SWEET FISH! Veamos este bizarro comercial real que encontré por ahí, sirviendo para engrosar las nobles filas de nuestra mierdosa sección de “Videos Imbéciles”.

STAY M374L !